José María Yerovi Pintado , la enciclopedia libre

José María Yerovi OFM Obs.

Arzobispo de Quito
2 de abril de 1867-20 de junio de 1867
Predecesor José María Riofrío y Valdivieso
Sucesor José Ignacio Checa y Barba
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 31 de marzo de 1845
por Nicolás de Arteta y Calisto
Ordenación episcopal 5 de agosto de 1866
por José Ignacio Checa y Barba
Congregación Hermanos menores de la regular observancia
Iglesia Católica
Información personal
Nombre secular José María Yerovi Pintado
Nombre religioso José María de Jesús Yerovi Pintado
Nacimiento 12 de abril de 1819
Quito
Fallecimiento 20 de junio de 1867 (48 años)
Quito, Ecuador

José María de Jesús Yerovi OFM Obs. de nombre secular José María Yerovi (Quito, 12 de abril de 1819-Quito, 20 de junio de 1867) fue un abogado, canonista, eclesiástico y político católico ecuatoriano, arzobispo de Quito, desde abril hasta su fallecimiento en junio de 1867.

Biografía

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Familia

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Nació y fue bautizado el 12 de abril de 1819, en la ciudad de Quito. Hijo del agricultor, Joaquín Yerovi y Camacho, y de Josefa Pintado y Fajardo, cuyos orígenes provienen de la localidad del País Vasco. Sus padres fueron miembros de la clase media quiteña.

Formación

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Recibió sus primeras enseñanzas en su casa de forma privada de parte de sus padres, quienes no disponían de recursos para darle una buena educación.

En 1825 ingresó a la escuela que regentaban los mercedarios. En 1830 se matriculó en el Convictorio de San Fernando, regentado por los dominicos, donde estudió y profundizó en Latinidad, Filosofía, Gramática, Literatura, Geografía, Historia, Física, Matemáticas, Humanidades y Religión.

En 1835 rindió el grado de Maestro de Filosofía y por sus altas calificaciones fue exonerado del pago de derechos. En la Universidad siguió la carrera de abogado. En 1840 fue Bachiller en Jurisprudencia y se matriculó en la secretaría de la Corte Suprema para iniciar la práctica forense. En 1843 se doctoró en ambos derechos -.civil y canónico.- y el criterio que obtuvo dice: “el Dr. José María Yerovi es un joven de conducta bien arreglada, por cuya recomendación goza del mejor concepto público”.

Para luego pasar a la Universidad Santo Tomas del cual culmino sus estudios superiores en leyes, y al año siguiente rindió el examen de grado obteniendo el grado de Doctor en Jurisprudencia in utroque jure

A finales de 1835 ingresó a la Universidad de Santo Tomás para continuar con el aprendizaje de la parte teórica del Derecho canónico, Civil y de Gentes; y en julio de 1839 culminó sus estudios de Derecho, pero tuvo que esperar hasta el año siguiente para poder -de acuerdo con las leyes de educación vigentes en dicha época- rendir el grado de Bachiller en Jurisprudencia. Luego y en cumplimiento de dichas leyes, continuó estudios de Humanidades Superiores hasta obtener, el 25 de febrero de 1843, el título de Doctor en Jurisprudencia.

En edad escolar viajó a estudiar el bachillerato en el antiguo Convictorio de San Fernando, regentado por los padres dominicos en Quito, donde aprobó los tres primeros años de Latinidad o Humanidades Antiguas (1829-32) y los tres segundos de Filosofía o Humanidades Clásicas (1832-35) y obtuvo la Beca correspondiente a su condición de bachiller en Filosofía, con brillantísimas notas. En septiembre de 1835 comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad de Santo Tomás de Quito y el 15 de Julio de 1840, un año después de haberlos terminado, rindió su grado de Licenciado en Jurisprudencia con la máxima calificación de cinco A y pasó a estudiar Humanidades Superiores en el Real Convictorio, de donde egresó el 30 de mayo de 1842.

Sacerdocio

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Fue ordenado diácono el 29 de mayo de 1845, y a los dos días, el 31 de mayo, fue ordenado sacerdote, a manos del obispo Nicolás de Arteta y Calisto.

El 17 de enero de 1846 fue enviado a Guano en calidad de cura ad interim, pero cuatro meses más tarde, debido a una grave afección que sufrió a la vista tuvo que renunciar al cargo y viajó a Quito en busca de recuperación. En la capital atendió a la redacción del periódico de la curia "El Monitor Eclesiástico", y encabezó la terna para llenar la vacante del cura párroco de Pomasqui; población a la que se trasladó a mediados de febrero de 1847 en compañía de su hermano Antonio. Permaneció hasta febrero del año siguiente, en el que fue nombrado capellán del convento de las Conceptas de Ibarra.

Su principal encargo consistió en reorganizar y corregir el monasterio y guiar a las monjas del mismo por el verdadero camino de su vocación. Allí, con suave energía y dulzura trabajó para poner fin a costumbres poco edificantes en el claustro, que escandalizan al pueblo.

En 1850 obtuvo una de las dos diputaciones suplentes por la provincia de Imbabura en la Asamblea constituyente; actuando como sustituto de Marco Espinel. Como diputado, sus biógrafos exponen que la mayor conquista legislativa fue conseguir que el día de la Inmaculada Concepción fuere declarado fiesta de primera clase en la República.

Regresó a Ibarra y allí le sorprendió gratamente un grupo de jesuitas que habían sido traídos por el presidente Diego Noboa luego de su expulsión de Nueva Granada.

Fue nombrado subsecretario de la curia, por el recién nombrado arzobispo Francisco Xavier de Garaycoa, a mediados de 1852. Al poco tiempo, y por petición del arzobispo Garaycoa,​ el papa Pío IX lo designó vicario apostólico de Guayaquil.[1]​ A mediados de febrero de 1853 se puso en marcha y el 9 de marzo asumió el cargo.

El general José María Urbina y Viteri, con quien Yerovi tuvo problemas en el vicariato apostólico de Guayaquil.

Había empezado a poner los cimientos de la reforma, cuando tuvo problemas con el gobierno del general José María Urbina y Viteri, que lo obligó a presentar en dos ocasiones su renuncia al vicariato, escribiendo: por motivos de conciencia y deseos de mirar por el decoro de la autoridad eclesiástica.

Vida religiosa

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A fines de marzo de 1854 se embarcó en un velero y abandonó Guayaquil con destino a Tumaco, donde desembarcó para seguir viaje a pie hasta Pasto (Colombia), con el propósito de ingresar al oratorio de los Padres filipenses.

A mediados de 1861, la situación política de la Confederación Granadina vivía momentos de gran agitación debido al golpe de Estado que llevó al poder al general Tomás Cipriano de Mosquera. Quiso entonces viajar al Perú, pero los puertos estaban muy controlados por miembros del ejército de Mosquera, quien también pretendía intervenir en los asuntos eclesiásticos. En estas circunstancias prefirió dirigirse a Cali, donde tocó las puertas del convento de San Joaquín con el ánimo de adoptar el hábito franciscano.

La represión por parte del gobierno de Mosquera, que sufrían ciertas comunidades religiosas hizo que Yerovi sea desterrado a Lima, donde completó su noviciado y fue admitido en la Orden Franciscana. En el convento, trabó amistad con fray José María Masiá y Vidiella, futuro obispo de Loja.

En octubre de 1856, ingresó al Colegio de María de los Ángeles de Lima donde realizó su primera profesión de votos religiosos en la Orden Franciscana y recibió varias comisiones para practicar visitas.

La diócesis de Ibarra fue erigida el 29 de diciembre de 1862, y necesitaba en esa época de un administrador apostólico de elevadas cualidades espirituales. Gracias a las gestiones del delegado apostólico Francesco Tavani, y la buena predisposición del presidente Gabriel García Moreno, fue designado para el cargo. El 24 de agosto de 1865 se embarcó en el puerto de Callao con destino a Guayaquil, desde donde continuó viaje a pie hacia Quito. En dicha ciudad permaneció varios días visitando a su familia, y luego continuó hacia Ibarra, a donde llegó en la lluviosa noche del 3 de noviembre. Luego de cumplir con los trámites de rigor, el 10 de noviembre tomó posesión de su nuevo cargo.

«No duró un año su administración; pero dejó una estela de luz vivísima, perfume perenne y celestial, sabor divino. La diócesis necesitaba comenzar así; pobre en bienes materiales, rica en los del espíritu, poderosa en influencia de santidad, ubicua en servicio a las almas».

Episcopado

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Interior de la Catedral de Quito en el siglo XIX, donde fue ordenado sacerdote, arzobispo y la que enterrado el arzobispo Yerovi.

El 25 de septiembre de 1865, el papa Pío IX lo nombró obispo in partibus infidelium de Cydonia y arzobispo coadjutor de Quito; las bulas se expidieron el 7 de octubre siguiente. Dicho nombramiento le fue entregado en enero de 1866, y lo conminaba además a que, a la brevedad posible, se traslade a Quito y se encargue del gobierno eclesiástico de dicha ciudad. A pesar de la presión tuvo que demorar algunos meses su viaje debido a que tenía que cumplir varios trámites de orden administrativo; pero, no pudiendo retrasar más su partida, el 20 de junio de ese mismo año, abandonó para siempre su muy amada ciudad de Ibarra.

Fue consagrado el 5 de agosto de 1866, en la Catedral de Quito, a manos del arzobispo José Ignacio Checa y Barba. En la ceremonia estuvo presente el presidente Jerónimo Carrión, autoridades civiles y religiosas, el cuerpo diplomático y de una enorme multitud que colmaba las naves de seo quiteña.

El 2 de abril de 1867, aceptada la renuncia de José María Riofrío, pasó automáticamente a ser arzobispo de Quito.

Moriré antes de la toma de posesión del Arzobispado. Dios me llama y me enterrarán con el Palio.

Fallecimiento

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Mausoleo de José María Yerovi en la Capilla de las Almas, Catedral Metropolitana de Quito.

En junio de 1867 cayó gravemente enfermo de tuberculosis, debido a los ayunos, sacrificios, silicios y penitencias a los que se había sometido durante toda su vida; habían debilitado su salud, y su cuerpo no pudo resistir tanto trabajo y esfuerzos.

El día 19, luego de reconciliarse pidió que le cantaran el «Te Deum», y al amanecer del día siguiente, 20 de junio de 1867, después de recibir la comunión, falleció; dejando gran constancia de su trabajo por el bien de la Iglesia en el Ecuador y América del Sur.[2]

Su cuerpo fue velado durante tres días en el Palacio arzobispal, donde una multitud impresionante se congregó. Incluso, Juan Montalvo participó como amigo cercano de los hermanos del arzobispo.

«Los dos o tres días que pasó expuesto el cadáver en la Capilla del Palacio, el concurso de gentes fue inmenso a todas horas, y la traslación a la Catedral para las exequias, que se celebraron el sábado 22, no fue un cortejo fúnebre, sino la apoteosis de un santo».
Escalante, ídem p. 200.

Fama de santidad

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El papa Pío IX, apenas tuvo conocimiento de su muerte, ordenó que se exhumara el cadáver para imponerle el palio arzobispal. Para cumplir con tal disposición, el 5 de marzo de 1869, casi dos años después de su fallecimiento, su sucesor, José Ignacio Checa y Barba, ordenó la exhumación del cuerpo de Yerovi. Con gran pompa, el cuerpo fue colocado en la Catedral, sentado en un sillón y revestido con las vestiduras e insignias pontificales, incluyendo el palio, símbolo del arzobispado. Milagrosamente, y para el regocijo de la Iglesia y de todos los fieles, el cadáver se mantenía sorprendentemente flexible, sin mostrar ningún signo de descomposición.

Su fama de santidad y las peticiones de los fieles llevaron a que, ochenta y siete años después de su fallecimiento, se iniciara el proceso de su beatificación. En 1954, el primer cardenal de Ecuador y sucesor de Yerovi, Carlos María Javier de la Torre, autorizó la apertura de su tumba. Para sorpresa de todos, el cadáver permanecía intacto, tal como el día de su sepultura. Sus restos reposan a pocos pasos, al lado derecho del Calvario, en la capilla de las Almas de la Catedral.

Ancestros

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Referencias

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  1. «Yerovi Pintado Ilmo. Fray José María de Jesús - Enciclopedia del Ecuador». www.enciclopediadelecuador.com. 31 de marzo de 2016. Consultado el 15 de septiembre de 2024. 
  2. Romero, Edwin (17 de enero de 2021). «189. La Profecía De Fray José María». Rodolfo Perez Pimentel. Consultado el 15 de septiembre de 2024.