Alimento probiótico , la enciclopedia libre

Los alimentos probióticos son organismos vivos adicionados que permanecen activos en el intestino en cantidad suficiente como para alterar la microbiota intestinal del huésped, tanto por implantación como por colonización. Pueden tener efectos beneficiosos cuando son ingeridos en cantidades suficientes.[1]​ Pueden atravesar el aparato digestivo y recuperarse vivos en los excrementos, pero también se adhieren a la mucosa intestinal.

En el año 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió los probióticos como «microorganismos vivos que, cuando son suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo anfitrión».[2]​ Más adelante, en 2014, se publica una serie de aclaraciones para el uso adecuado del término probiótico:[3]

  1. Que los microbios deben estar vivos en una cantidad adecuada cuando se administren.
  2. Las cepas deben identificarse genéticamente, clasificarse utilizando la terminología más reciente y designarse con números, letras o nombres.
  3. Se deben realizar estudios de tamaño y diseño apropiados para designar una cepa como probiótico y usar la cepa(s) en el hospedero al que están destinados los probióticos (humanos, ganado, mascotas, etc.).
  4. Las cepas que se ha demostrado que confieren un beneficio para una condición pueden no ser probióticas para otra aplicación.
  5. Las cepas que son probióticas para humanos pero que se utilizan en estudios con animales deben designarse claramente como probióticos humanos en pruebas experimentales.

Algunos alimentos, como los yogures frescos, leche cruda, suero de mantequilla, el kéfir, el jocoque, algunos quesos y otros productos fermentados como los encurtidos, chucrut, kimchi, miso, vinagre de manzana y kombucha pueden contener probióticos.[4]​ A pesar de que los probióticos son considerados seguros, en ciertos casos pueden causar interacciones bacteria-hospedador y efectos secundarios adversos.[5][6][7]

Efectos sobre la salud

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Beneficios

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Aunque se especula que hay numerosos efectos beneficiosos sobre la salud derivados del uso de probióticos comerciales, tales como la reducción de molestias gastrointestinales o el fortalecimiento del sistema inmunitario, tales afirmaciones requieren mayor respaldo por pruebas científicas.

Riesgos

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Los probióticos se consideran generalmente seguros, pero actualmente se conoce que pueden causar efectos secundarios adversos en casos raros, que pueden llegar a ser graves.[5][6][7]

La manipulación de la microbiota intestinal es compleja y puede causar interacciones bacteria-huésped.[7]​ Algunas personas, como aquellas con inmunodeficiencia, síndrome del intestino corto, catéteres venosos centrales, enfermedad valvular cardíaca y bebés prematuros, pueden estar en mayor riesgo de efectos secundarios adversos.[5]​ En personas gravemente enfermas con enfermedad inflamatoria intestinal existe el riesgo de que las bacterias del tracto gastrointestinal pasen a los órganos internos (translocación bacteriana) y provoquen una bacteriemia, lo que puede causar consecuencias graves sobre la salud.[7]​ En casos raros, el consumo de probióticos por niños con una deficiencia inmunitaria o que ya están gravemente enfermos puede resultar en bacteriemia o fungemia (es decir, bacterias u hongos en la sangre), lo que puede conducir a la sepsis (una enfermedad potencialmente mortal).[6]

Géneros, especies y cepas utilizados como probióticos

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Las cepas de probióticos se identifican según su género, especie, subespecie (si corresponde) y una designación alfanumérica que identifique una determinada cepa. En la comunidad científica, hay un acuerdo en cuanto a la nomenclatura aplicable a los microorganismos —por ejemplo, Lacticaseibacillus casei DN-114 001 o Lacticaseibacillus rhamnosus GG—. La comunidad científica no controla los nombres comerciales. Según las pautas de la OMS/FAO, los fabricantes de probióticos deben registrar sus cepas con un depositario internacional, quien le otorga una designación adicional a las cepas.[8]​ En el caso de los probióticos[9]​, es importante usar las designaciones de las cepas, ya que el enfoque más robusto sobre la evidencia de los probióticos es poder atribuirle beneficios a determinadas cepas o combinaciones de cepas de probióticos a una dosis eficaz.

Probióticos de derivación humana

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Los probióticos de derivación humana son aquellos que están formulados con microorganismos que forman parte natural de nuestra microbiota intestinal y gracias a esto son utilizados como herramienta terapéutica, ya que sólo nuestras propias bacterias son reconocidas por nuestro organismo y este es capaz de utilizarlas para reconstruir nuestra microbiota, a diferencia de las bacterias de un probiótico de derivación animal.[10]

Véase también

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Referencias

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  1. Olveira Fuster G, González-Molero I (mayo de 2007). «[Probiotics and prebiotics in clinical practice].[Article in Spanish]». Nutr Hosp (Revisión). 22 Suppl 2: 26-34. PMID 17679291. 
  2. FAO/WHO Working Group (abril-mayo de 2002). «Guidelines for the Evaluation of Probiotics in Food». Consultado el 10 de marzo de 2017. 
  3. Hill, Colin; Guarner, Francisco; Reid, Gregor; Gibson, Glenn R.; Merenstein, Daniel J.; Pot, Bruno; Morelli, Lorenzo; Canani, Roberto Berni et al. (2014-08). «The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic». Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology (en inglés) 11 (8): 506-514. ISSN 1759-5045. doi:10.1038/nrgastro.2014.66. 
  4. «¿Qué alimento probiótico puedo añadir a mi dieta? - Promovemos el Parto Respetado». 27 de febrero de 2024. Consultado el 26 de septiembre de 2024. 
  5. a b c Doron S, Snydman DR (15 de mayo de 2015). «Risk and safety of probiotics». Clin Infect Dis (Revisión). 60 Suppl 2: S129-34. PMC 4490230. PMID 25922398. doi:10.1093/cid/civ085. 
  6. a b c Singhi SC, Kumar S (29 de marzo de 2016). «Probiotics in critically ill children». F1000Res (Revisión). 5. pii: F1000 Faculty Rev-407. PMC 4813632. PMID 27081478. doi:10.12688/f1000research.7630.1. 
  7. a b c d Durchschein F, Petritsch W, Hammer HF (2016). «Diet therapy for inflammatory bowel diseases: The established and the new». World J Gastroenterol (Revisón) 22 (7): 2179-94. PMC 4734995. PMID 26900283. doi:10.3748/wjg.v22.i7.2179. 
  8. Food and Agriculture Organization of the United Nations.; World Health Organization. (2006). Probiotics in food : health and nutritional properties and guidelines for evaluation.. Food and Agriculture Organization of the United Nations. ISBN 92-5-105513-0. OCLC 70928765. 
  9. «Como mejorar la salud con los probióticos naturales». 
  10. «Probióticos de Derivación Humana - Nutribiótica». 19 de enero de 2021. Consultado el 30 de marzo de 2022. 

Enlaces externos

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