Pusikaqcha , la enciclopedia libre

Pusikaqcha (también conocido como: Pusikakcha, Pusikajcha o Pusicakha) es una divinidad antiguamente venerada por los diversos pueblos aimaras, ubicados en el altiplano de América.

De acuerdo con la información otorgada por una carta Annua de los jesuitas escrita en 1603, posiblemente Pusikaqcha fuera un equivalente de los dioses incas Viracocha[1]​ e Illapa.[2]

Etimología

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El nombre del dios está compuesto del aimara: Pusi (cuatro) y Q'axcha (trueno, rayo o arcabuz).[3]

En la Transcripción del vocabulario de la lengua aimara, escrito por Ludovico Bertonio, aparece el nombre Pusikaxa y se le asocia con Illapu (Illapa) y Santiago Apóstol. Del mismo modo, la fuente traduce Pusikaxa como: trueno o rayo.[3]

Posiblemente, su nombre lo retrate como un dios cuatripartito, compuesto por cuatro dioses atmosféricos que, en esencia, son una sola entidad o que forma parte de una tétrada deifica.[1]

Historia y mitología

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Pusikaqcha, el creador

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La información referente a Pusikaqcha es escasa; no obstante, lo poco que se sabe es gracias a una Carta Annua, escrita por los Jesuitas a comienzos del siglo XVII.

Dicha carta afirma que hubo un Dios que creó este mundo, el cielo, la Tierra y todo lo que hay en él. Antes de que dicho Dios lo crease, todo era una profunda oscuridad y tinieblas. Y que de esta oscuridad salió un hombre a quien ellos adoraban como a un Dios, que se llamó Pusicaqcha. Creó la luz, la Luna, del Sol y luego el cielo, la Tierra, los hombres y las demás cosas visibles. El Sol vio a la Luna muy hermosa y sintió envidia. Por eso, le arrojó un puñado de ceniza, dejando la Luna blanca.

Pusicaqcha tomó por mujer a una doncella que se llamaba Iqui, y sin unirse con ella concibió y parió un hijo, al cual pusieron por nombre Tuñupa (Tunupa) y así dicen que nació de una mujer virgen.

Tunupa creció e hizo obras maravillosas: allanaba los montes y cerros de palabra, levantaba llanos y valles, secaba los ríos. Los animales y fieras le obedecían. Hasta el día de hoy, en la cultura aimara se conserva la expresión "es obra de Tunupa" ante una obra prodigiosa.[cita requerida]

Se dice que viendo sus obras y maravillas, la envidia que sentían los demás Señores de la Tierra hizo que acordaran darle muerte. Usando engaños lo trajeron a un pueblo que se llama Yunguyo, junto a la gran laguna de Chucuito (Titicaca), hicieron una cruz y lo clavaron en ella, ataron la cruz en una balsa y la echaron en un estrecho de la laguna que llama Tiquicaca (estrecho de Tiquina), el cual no se puede navegar por ser muy rápido y furioso. Según se dice desde aquel tiempo, el Demonio les habla y les responde. Al crucificarlo le increpaban grandes insultos acerca de que era un burlador y engañador de maravillas fingidas y que lo pagaría.

La gente que le quería, viendo aquella crueldad, lo sentía grandemente derramando muchas lágrimas de dolor, y los mismos cerros y piedras se movían dándose las unas contra las otras de sentimiento, por ver padecer a su hacedor. Así fue como su creador y hacedor murió en la laguna.

Después de algunos días resucitó, y muy enojado de lo que hacían con él, sus enemigos los prendió y castigó rigurosamente mandando que ellos y sus descendientes fuesen esclavos y sirviesen a los demás para siempre: y porque algunos de los que estaban en el cielo le habían enojado y procurado matar, subió allá y los castigó y echó fuera hundiéndolos entre las peñas, y haciendo que padeciesen mucho, y así los ecos que hacen las peñas, dicen que son voces del gran dolor que padecen. Después de esto, hizo una casa muy hermosa y de muchos deleites y por tener muchos enemigos en el cielo y en la tierra se metió en ella y nunca más apareció.

Con estas cosas juntan que fue un hombre muy vicioso, y que tuvo muchas mujeres y que se vengaba y mataba a otros y hacia mil torpezas. Esta es en breve la historia engañosa del Tunupa, que por ventura debió ser algún Demonio o algún perverso hombre, que con su ayuda hizo estos embustes, y previno con estas astucias infernales, para que cuando entrase la fe en este Reino tuviese este portillo abierto por donde confundir la mentira con la verdad y engañar a esta gente miserable. Y así cuando les hablan de Jesucristo, que su padre era Dios, que nació de una virgen, que murió en cruz, resucitó y subió a los cielos, decían que era verdad, y todo lo aplicaban a su Tunupa, y en lugar de reverenciar, y adorar a Dios, adoraban a su maldito Tunupa, procurando persuadir juntamente a los indios los vicios, que él tenía de deshonestidad y crueldad, y este error ha hecho mucho daño a esta gente y dura hasta hoy día.[4]

Semejanzas con Huiracocha

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Historias semejantes

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La historia de Pusikaqcha posee muchas semejanzas con una variación del mito de la creación por Huiracocha, el cual fue recopilado por Pedro Sarmiento de Gamboa en su obra Historia de los incas.[5]

A continuación, se compararán algunos textos de ambas fuentes:

Oscuridad primigenia

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Ambas fuentes afirman que el dios surgió de sí mismo en la oscuridad y, posteriormente, este da origen al mundo y a todos sus elementos.[4][5]

Dicen los naturales de esta tierra, que en el principio, o antes que el mundo fuese creado, hubo uno que llamaban Viracocha. El cual creó el mundo oscuro y sin sol ni luna ni estrellas; y por esta creación le llamaron Viracocha Pachayachachi, que quiere decir Creador de todas las cosas.
Afirman que hubo un Dios que creó este mundo, el cielo, la tierra y todo lo que hay en él. Antes de que dicho Dios lo crease todo era una profunda oscuridad y tinieblas. Y que de esta oscuridad salió un hombre a quien ellos adoraban por Dios, que se llamó Pusicakha.

La envidia del Sol

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Ambas fuentes relatan la creación de los astros que otorgarán luminosidad al mundo. Posteriormente, dichas fuentes explican como la Luna quedó oscurecida debido a la ceniza que le lanzó el Sol como producto de su envidia.[4][5]

A la cual isla se fue Viracocha y mandó que luego saliese el sol, luna y estrellas y se fuesen al cielo para dar luz al mundo; y así fue hecho. Y dicen que creó a la luna con más claridad que el sol, y que por esto el sol, envidioso al tiempo que iban a subir al cielo, le dio con un puñado de ceniza, en la cara, y que de allí quedó oscurecida, del color que ahora aparece.
Este fue muy poderoso y creó la luz en este mundo, luego la luna, después el sol y luego fue creando, el cielo, la tierra, los hombres, y las demás cosas visibles; viendo pues el sol a la luna tan hermosa tuvo envidia, y tomando un puñado de ceniza muy enojado le dio con ella en cara, y por esto no quedó tan hermosa, y por la ceniza con que le dio quedó blanca.

El destino de Tunupa

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Ambas versiones mencionan al dios Tunupa; no obstante, dichas fuentes explican dos orígenes distintos.[4][5]

Dicho es cómo por diluvio Uñu Pachacuti todo fue destruido; es, pues, ahora de saber que el Viracocha Pachayachachi, cuando destruyó esta tierra, como se ha contado, guardó consigo tres hombres, el uno de los cuales se llamó Taguapaca (Tunupa), para que le sirviesen y ayudasen a crear las nuevas gentes que había de hacer en la segunda edad después del diluvio; lo cual hizo de esta manera.
Este Pusicakha, a quien también llaman creador de todas las cosas, tomó por mujer a una doncella que se llamaba Iqui, y sin ayuntarse con ella concibió y parió un hijo, al cual pusieron por nombre Tuñupa (Tunupa) y así dicen que nació de una mujer virgen.

Respecto al paradero de Tunupa, ambas versiones exhiben que Tunupa fue castigado siendo amarrado en una balsa y, posteriormente, dicha balsa sería arrastrada por las fuertes aguas de la laguna. La razón de dicha sanción es distinta en ambas versiones.[4][5]

Y como Viracocha mandase algunas cosas a sus criados, el Taguapaca fue inobediente a los mandamientos de Viracocha. El cual, por esto indignado contra Taguapaca, mandó a los otros dos que lo tomasen; y atado de pies y manos, lo echaran en una balsa en la laguna; y así fue hecho. Y yendo Taguapaca blasfemando del Viracocha por lo que en él hacía, y amenazando que él volvería a tornar venganza de él, fue llevado del agua por el desaguadero de la misma laguna, adonde no fue visto más por muchos tiempos.
Dicen más que viendo sus obras y maravillas, los demás Señores principales de la Tierra le tuvieron envidia y con ella se juntaron y acordaron darle la muerte, y por engaños lo trajeron a un pueblo que se llama Yunguyo junto a esta gran laguna de Chucuito (Titicaca), y hecha una cruz, lo enclavaron en ella, y luego ataron la cruz en una balsa y la echaron en esta laguna, en un estrecho que llaman Tiquicaca (estrecho de Tiquina), el cual es muy rápido y furioso, y no se puede navegar según ellos dicen desde aquel tiempo, y aquí les habla el Demonio, y les responde, y que cuando lo crucificaron le decían grandes afrentas, de que era un burlador y engañador de maravillas fingidas y que él lo pagaría todo junto [...] Así fue como su creador y hacedor murió en la laguna.

Más adelante, ambas fuentes especifican el retorno y/o resurrección de Tunupa; sin embargo, lo que acontece después de su retorno es diferente en cada versión.[4][5]

Y queriendo dejar la tierra del Perú, hizo una habla a los que había criado, avisándoles de cosas que les habían de suceder. Les dijo que vendrían gentes algunas que dijesen que ellos eran el Viracocha, su creador, y que no los creyesen, y que él en los tiempos venideros les enviaría sus mensajeros, para que los amparasen y enseñasen. Y esto dicho, se metió con sus dos criados por la mar, e iban caminando sobre las aguas, como por la tierra, sin hundirse. Porque iban caminando sobre las aguas como espuma, le llamaron Viracocha, que es lo mismo que decir grasa o espuma del mar. Y al cabo de algunos años que el Viracocha se fue, dicen que vino el Taguapaca, que Viracocha mandó echar en la laguna de Titicaca del Collao, como se dijo arriba, y que empezó con otros a predicar que él era el Viracocha.
Después de algunos días resucitó, y muy enojado de lo que hacían con él, sus enemigos los prendió y castigó rigurosamente mandando que ellos y sus descendientes fuesen esclavos y sirviesen a los demás para siempre: y porque algunos de los que estaban en el cielo le habían enojado y procurado matar, subió allá y los castigó y echó fuera hundiéndolos entre las peñas, y haciendo que padeciesen mucho, y así los ecos que hacen las peñas, dicen que son voces del gran dolor que padecen. Después de esto, hizo una casa muy hermosa y de muchos deleites y por tener muchos enemigos en el cielo y en la tierra se metió en ella y nunca más apareció.

Dioses cuatripartitos

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El nombre Pusikaqcha alude a que, posiblemente, fue un dios cuatripartito (que está compuesto por cuatro dioses atmosféricos que, en esencia, son una sola entidad y/o que forma parte de una tétrada deifica).[1]

La información anterior contrasta semejanzas con otros dioses atmosféricos venerados universalmente en los Andes. Este tipo de dioses gozaban de jerarquía suprema, por lo que eran considerados como todopoderosos e incluso, como ancestros. Otra característica discernible del dios atmosférico es su estructura, puesto que ellos son una entidad única que es conformada por un cúmulo de dioses y/o forman parte de una trinidad o un conjunto de más deidades.[6]

En relación con esto, algunos investigadores combinan la información otorgada por los cronistas de la época, más concretamente, la información ofrecida por Sarmiento de Gamboa y Cristóbal de Molina.[5][7]​ Ambas fuentes mencionan a los hijos y/o criados de Huiracocha que lo acompañan en la creación. A raíz de esto, dichos investigadores consideran que Huiracocha formaba una tétrada divina junto a sus tres criados y/o hijos; de esta forma, se piensa que dichos dioses representaban los cuatro puntos cardinales o las áreas por las que estos han transitado para desplegar su labor creadora:[2][8]

Semejanza con Illapa y otros dioses

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Dioses cuatripartitos

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Por lo general, diversas fuentes aseveran que el dios Illapa, al igual que otros dioses andinos del rayo, forma parte de una trinidad deífica.

Trinidades semejantes pueden encontrarse en el dios Yana Raman (trinidad compuesta de: Ñamoc, el padre del rayo; Yana Raman, el rayo; y Uchu Libiac, el hijo del rayo) y el dios Catequil (trinidad compuesta de: Piguerao, hermano de Catequil; Catequil, el dios del rayo de los Cajamarca; y Mamacatequil o Cautaguan, su madre).[9][10]

En el caso de Illapa, su trinidad deifica está compuesta de las siguientes deidades: Yayan Yllapa, el padre; Chaupi Churin Yllapa, su hijo del medio; y Sullca Churin Yllapa, su hijo menor.

El concepto de Illapa como personalidad trina fue detallado por el célebre cronista Guamán Poma de Ayala. En su obra Nueva corónica y buen gobierno, él testifica lo siguiente:[11][12]

«Tenían los indios antiguos conocimientos de que había un solo Dios, tres personas, de esto decían así: que el padre era justiciero, yayan runa muchochic, el hijo caritativo, churin runa cuyapayac, el menor hijo que daba y aumentaba salud y daba de comer, y enviaba agua del cielo para darnos de comer y sustento, sulca churin causayuc micoy coc runap allin ninpac; al primero le llamaban Yayan Yllapa, al segundo Chaupi Churin Yllapa, al cuarto [sic] le llamaban Sullca Churin Yllapa, que estas dichas tres personas eran, y creían que en el Cielo era tan grande majestad y señor del Cielo y de la Tierra, y así le llamaban Yllapa. Y después por ello los Ingas sacrificaron al Rayo y le temieron mucho; primero no le sacrificaron sino llamaban a voces mirando al Cielo todos los indios de este reino.»
Nueva corónica y buen gobierno, Capítulo 5, página 55 y 56

Según el texto anterior, Guamán Poma asevera que el rayo fue reverenciado como dios absoluto de múltiples pueblos andinos precedentes a los incas. Del mismo modo, el cronista resalta al dios atmosférico como todopoderoso y poseedor de algunas características semejantes a Dios; no obstante, es menester enfatizar el desacierto de Guamán Poma al dar testimonio sobre la trinidad celeste y mencionar la existencia de una cuarta deidad, prescindiendo completamente a la tercera. Esto desvelaría que Illapa, posiblemente, se trató de un dios de naturaleza cuádruple al igual que Pusikaqcha.[1][2]​ Volviendo al error, no se sabe a ciencia cierta si fue una simple casualidad o algún guiño de sincretismo religioso por parte del cronista. A raíz de esto, diversos investigadores llegaron a la conclusión de que estas trinidades habrían sido posiblemente creadas para tratar de homologarlas con la trinidad cristiana.[6][13]

Véase también

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Referencias

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  1. a b c d Macarena López Oliva. «Interpretación simbólica de la iconografía del sacrificador y el señor de los cetros: una visión desde los mitos.». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  2. a b c Reinhild Margarete von Brunn. «Metamorfosis y desaparición del vencido: desde la subalternidad a la complementariedad en la imagen de Santiago ecuestre en Perú y Bolivia». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  3. a b Ludovico Bertonio. «Transcripción del vocabulario de la lengua aimara». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  4. a b c d e f Mario Polia Meconi. «La cosmovisión religiosa andina en los documentos inéditos del Archivo Romano de la Compañía de Jesús (1581-1752)». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  5. a b c d e f g Pedro Sarmiento de Gamboa. «History of the incas». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  6. a b Curatola Petrocchi, Marco; Szeminski, Jan. «El Inca y la Huaca». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  7. Cristóbal de Molina. «Relación de las fábulas y ritos de los incas». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  8. María del Carmen García Escudero. «Cosmovisión Inca: nuevos enfoques y viejos problemas». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  9. Cuba Manrique, María del Carmen. «Simbología de los adoratorios de Cabana: supervivencia de la cultura y lengua Culle». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  10. Limón Olvera, Silvia. Centellas sagradas: El culto al rayo en los Andes centrales. Consultado el 16 de enero de 2024. 
  11. Guamán Poma de Ayala. «Nueva corónica y buen gobierno». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  12. Guamán Poma de Ayala. «Nueva corónica y buen gobierno». Consultado el 16 de enero de 2024. 
  13. Federico, García; Roca, Pilar. «Pachakuteq: una aproximación a la cosmovisión andina». Consultado el 16 de enero de 2024.