Raza y apariencia de Jesús , la enciclopedia libre

No existe ningún acuerdo académico sobre la apariencia física de Jesús; a lo largo de los siglos, este ha sido representado de muchas maneras.

La raza y apariencia de Jesús ha sido un tema de discusión desde los inicios del cristianismo primitivo. Se han propuesto y debatido varias teorías sobre la raza de Jesús.[1][2]​ En la Edad Media, se habían redactado y circulaban varios documentos, generalmente de origen desconocido o dudoso, con detalles de la verdadera apariencia de Jesús. Estos documentos actualmente son considerados como, en su mayoría, meras falsificaciones.[3][4][5]

Ha aparecido una amplia gama de representaciones durante los dos milenios posteriores a la muerte de Jesús, a menudo influenciadas por los distintos entornos culturales, las circunstancias políticas del momento y los contextos teológicos.[6][7]​ La representación de Jesús en el arte de los primeros siglos del cristianismo estandarizó gradualmente una barba corta como característica. Estas imágenes a menudo se basan en interpretaciones de segunda o tercera mano de otras fuentes espurias y, por lo general, son históricamente inexactas.[8]: 44–45 

En el siglo XIX, se estaban desarrollando teorías de que Jesús no era semita, y los escritores sugerían que era blanco, negro, indio o de alguna otra raza.[9]​ Sin embargo, como en otros casos de intentar asignarle una raza a individuos bíblicos, estas afirmaciones se han basado principalmente en estereotipos culturales, etnocentrismo y tendencias sociales más que en un análisis científico o con el uso de métodos históricos.[8]: 18 

En el libro de Apocalipsis del nuevo testamento capítulo 1:9-20, Po

Apariencia histórica

[editar]

La investigación sobre esqueletos antiguos en Palestina sugiere que los judíos de la época eran biológicamente más cercanos a los judíos iraquíes que a cualquier otra población contemporánea, y, por lo tanto, en términos de apariencia física, la apariencia promedio de un judío de la época cabello sería el castaño oscuro a negro, piel oliva y ojos marrones. Los hombres de Judea de esa época medían en promedio alrededor de 1.7 m de altura.[10]: 58–63  Los eruditos también han sugerido que es probable que Jesús tuviera el cabello corto y llevara barba, de acuerdo con las prácticas judías de la época y la apariencia que poseían los filósofos.[10]: 123–37  Las primeras representaciones de Jesús vistas en las catacumbas romanas lo representan sin vello facial.[10]: 83–121 

Los historiadores han especulado sobre cómo el estilo de vida ascético e itinerante de Jesús y su trabajo como tektōn (en griego antiguo significa artesano, típicamente usado para nombrar a los carpinteros), con el trabajo manual y la constante exposición a la intemperie que ello conlleva, afectó su apariencia. Se ha sugerido que Jesús probablemente poseía una apariencia delgada.[11][12][13][14]

Referencias bíblicas

[editar]

El Antiguo Testamento

[editar]

Las referencias obtenidas del Antiguo Testamento que los cristianos interpretan como descripción de un mesías venidero se han utilizado para formar conjeturas sobre la aparición de Jesús. Isaías 53:2 se refiere al mesías azotado diciendo "no había en él belleza ni majestad alguna" y el Salmo 45:2-3 lo describe como "el más apuesto de los hombres". Estos versículos a menudo se interpretan como la descripción física de Jesús.[15][16][17][18]

El Nuevo Testamento

[editar]

En los evangelios

[editar]
Transfiguración de Alexandr Ivanov, 1824.

El Nuevo Testamento no da descripción alguna de la apariencia de Jesús previo a su muerte, y las narraciones de los evangelios, en términos generales, son indiferentes a la apariencia o las características raciales de las personas.[19][7][8]: 48–51 

Los evangelios sinópticos incluyen el relato de la transfiguración de Jesús, durante la cual fue glorificado con "Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.".[20][21]​ pero se considera que esta apariencia se refiere a Jesús en forma majestuosa y transfigurada.

Libro del Apocalipsis

[editar]

El Libro de Apocalipsis incluye la visión de Juan del Hijo del Hombre:

Su cabellera lucía como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego.

Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.

En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.[22]

Generalmente se considera que esta visión se refiere en particular a Jesús en forma divina y no a la apariencia que tenía durante su vida terrenal.[23][24]

Tradiciones literarias

[editar]

Iglesia primitiva hasta la Edad Media

[editar]
Cristo Pantocrátor en un mosaico romano de la iglesia de Santa Pudenciana, Roma, c. 400–410 d. C. durante el Imperio romano de Occidente.

A pesar de la ausencia de referencias bíblicas o históricas directas, desde el siglo II en adelante se propusieron varias teorías sobre la apariencia de Jesús. Sin embargo, estos se enfocaban más en su apariencia física per se antes que en su raza o ascendencia específica. Argumentos de gran importancia de esta índole se han debatido durante siglos.[2]

Justino Mártir argumentó a favor de la genealogía de Jesús en la línea davídica biológica de María, así como de su padre no biológico José. Sin embargo, esto solo implica una ascendencia judía general, cuya veracidad es reconocida por la mayoría de autores.

Al principio, el enfoque de muchas fuentes estaba en la falta de atractivo físico de Jesús en lugar de su belleza. El filósofo anticristiano del siglo II, Celso, escribió que Jesús era "feo y pequeño"[25]​ y se presentan descripciones similares en una serie de otras fuentes, según las extensas discusiones empezadas por Robert Eisler, quien a su vez a menudo cita el libro Christusbilder de Ernst von Dobschütz.[26]Tertuliano afirma que la apariencia exterior de Jesús fue siempre despreciada, que tenía un aspecto innoble, y las calumnias que sufrió probaron la ''condición abyecta'' de su cuerpo.[27]​ Según Ireneo, era un hombre débil y alejado de la gloria, y en los Hechos de Pedro se le describe como es percibido como pequeño y feo por los ignorantes[28]: 439  Andrés de Creta relata que Cristo llegaba a estar hasta torcido[29]: 412  y en los Hechos de Juan es nombrado como alguien calvo y de baja estatura sin buena apariencia.[30]

Citado por Eisler,: 393–394, 414–415  tanto Leoncio de Jerusalén como Juan de Damasco afirman que "el judío Josefo" describió a Jesús como si tuviera cejas unidas con ojos hermosos y rostro alargado, torcido y crecido de forma agraciada. En una carta de ciertos obispos al emperador Teófilo, la altura de Jesús se describe como 3 codos (ciento cuarenta centímetros), cuya opinión era compartida con la de Efrén de Siria (320-379 d. C.): "Dios tomó forma humana y apareció en forma de tres codos humanos; descendió a nosotros pequeño de estatura". Teodoro de Mopsuestia también afirmó que la apariencia de Cristo era más pequeña que la de los hijos de Jacob (Israel). En la carta apócrifa de Léntulo, se describe a Jesús con una tez rojiza, coincidiendo con las tradiciones musulmanas a este respecto. La predicción de Jesús de que le harían burla "Médico, cúrate a ti mismo"[31]​ puede sugerir que Jesús estaba físicamente deformado ("torcido" o jorobado), como se afirma efectivamente en los textos cristianos primitivos enumerados anteriormente. Justino Mártir, Tertuliano y Ambrosio consideraron la falta de atractivo físico en Jesús como el cumplimiento de la profecía mesiánica del relato del Siervo Sufrido de Isaías 53.[32]

La perspectiva teológica más dominante, expresada primeramente por los Padres de la Iglesia Jerónimo y Agustín de Hipona, argumentó que Jesús debe haber sido idealmente hermoso en rostro y cuerpo. Para Agustín era "hermoso como un niño, hermoso en la tierra, hermoso en el cielo".[33]​ Estos argumentos teológicos fueron desarrollados aún más en el siglo XIII por Tomás de Aquino en su Summa Theologiae basado en su análisis de la perfección de Cristo, razonando que Jesús debe haber sido la encarnación de toda perfección humana posible.[34][35]

En la Edad Media, se habían redactado y circulaban varios documentos, generalmente de origen desconocido o cuestionable, con detalles de la apariencia de Jesús:

  • Alrededor del siglo IX, Epifanio de Constantinopla se refirió a una figura angelical alta, que a veces se ha interpretado como Cristo, pero los eruditos consideran que es poco probable que esta sea una referencia a Jesús.[36]​ Otras referencias espurias incluyen el Volumen Archko y la carta de Poncio Pilato a Tiberio, cuyas descripciones muy probablemente fueron escritas en la Edad Media.[3][4][5]
  • La Carta de Léntulo, una carta falsificada supuestamente escrita por el gobernador de Judea, Publio Léntulo, al Senado romano, según la mayoría de los eruditos, esta en realidad fue compuesta para compensar la falta de una descripción física de Jesús en la Biblia.[7]
  • En el siglo XIV, Nicéforo Calixto citó una fuente antigua sin nombre que describía a Jesús como alto y hermoso con cabello rubio y ondulado, pero su relato probablemente no tenía base y estaba inspirado en las imágenes artísticas predominantes de Jesús que existían en aquel momento.[37]

Misticismo reciente

[editar]

Ana Catalina Emmerick, en sus cuatro volúmenes sobre visiones de la vida de Cristo, describe a Jesús en su juventud como "alto y delgado con un rostro delicado y un semblante radiante y aunque pálido, tenía un aspecto saludable. Su cabello dorado, perfectamente lacio, estaba partido sobre Su frente alta y abierta y caía sobre Sus hombros. Llevaba una túnica larga, de color gris parduzco claro, que le llegaba hasta los pies, con las mangas bastante anchas alrededor de la mano".[38]​ En el momento de su ministerio, dio exactamente la misma descripción.[39]

Tradiciones coránicas y musulmanas

[editar]

Las tradiciones coránicas y de hadices como Sahih al-Bujari y tafsir han dado una descripción oral de cómo era Jesús, aunque algunos relatos no coinciden entre ellos, como que tenía el cabello rizado y cabello lacio al mismo tiempo. El hadiz se refiere al relato de Mahoma del Viaje Nocturno, cuando el ángel Gabriel (Jibra'il) lo llevó al cielo, donde vio a Jesús y a otros profetas. La mayoría de las versiones de esto dicen que "Jesús tenía el cabello rizado y una tez rojiza".[40]​ Otros dicen que tenía la cara sonrojada como si acabara de bañarse ("un hombre enrojecido con muchas pecas en la cara como si acabara de bañarse").[41][42]​ En otro relato de Bukhari, Jesús se presenta en un sueño cerca de la Kaaba, con la descripción de "un hombre de tez trigueña con cabello lacio. Pregunté quién era. Dijeron: Este es el Mesías, hijo de María".[43]​ Sin embargo, otras narraciones dan variaciones en el color. Salim ibn Abd-Allah transmite las palabras de su padre Abdullah ibn Umar sobre el profeta: "no dijo que Jesús era de tez roja", sino que era "un hombre de tez morena y cabello lacio".[44]​ En contraste, Ibn Abbás dice que Jesús era de "tez moderada inclinada a los colores rojo y blanco con cabello lacio".[45]​ Según Hanafi Madhab, las contradicciones en el hadiz pueden resolverse con el uso de múltiples métodos, uno de ellos a través del número de veces que se ha hecho una narración y el número de cadenas de narraciones y el carácter de aquellos en la cadena de narración o del propio narrador. Hay cuatro hadices en Bukhari que indican que Jesús tenía tez morena y tres hadices en Imam Muslim. Sin embargo, el narrador más destacado es de Salim ibn Abdullah ibn Umar, descendiente del califa Umar, con una cadena narrativa que decía: "un hombre de tez morena y cabello lacio".[46]

Estas variaciones se han explicado de varias maneras y se han utilizado para hacer afirmaciones sobre la raza. Por ejemplo, Ana Echevarría señala que el escritor español medieval Rodrigo Jiménez de Rada, en su libro; Historia arabum, elige enfatizar en una versión de Jesús que es más blanca que Mahoma, citando la versión de Ibn Abbás: "Vi a Jesús, un hombre de mediana estatura y complexión moderada inclinada a los colores rojo y blanco y de cabello lacio". Echevarría comenta que "Moisés y Jesús son retratados como especímenes de un 'tipo étnico' completamente diferente, bello y rubio; así se destacan las diferencias 'étnicas' o 'raciales' entre ellos y Mahoma".[47]​ Además, la mayoría de los relatos de hadices mencionan que Moisés era de tez oscura, por ejemplo, Sahih Bukhari Volumen 4, Libro 55, Número 607, Sahih Bukhari Volumen 4, Libro 55, Número 648, Sahih Bukhari Volumen 4, Libro 55, Número 650.

Representaciones mormonas

[editar]

Doctrina y Convenios describe la aparición del Señor a Joseph Smith: ''Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba más que el resplandor del sol; y su voz era como el estruendo de muchas aguas…'' (D&C: 110:3)

María, la madre de Jesús, se describe en el Primer Libro de Nefi como "una virgen, sumamente hermosa y blanca". (1 Nefi 11:13).[48]

Aparición de teorías raciales

[editar]

Según el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Lucas, Jesús era descendiente del rey David.[49][50]​ Aunque entre ambos se halla una discrepancia: Mateo dice que Jesús es descendiente del rey Salomón, mientras que Lucas dice que es descendiente del hermano de Salomón, Natán. Juan Damasceno argumentó que no hay contradicción, porque Natán se casó con la esposa de Salomón después de que Salomón murió de acuerdo con el yibbum (la mitzvá de que un hombre debe casarse con la viuda sin hijos de su hermano).

En su libro The Forging of Races, Colin Kidd argumenta que la asignación de razas a individuos bíblicos ha sido una práctica mayoritariamente subjetiva que se basa en estereotipos culturales y tendencias sociales en lugar de métodos científicos.[8]: 18  Kidd repasa una serie de teorías sobre la raza de Jesús, incluido un Jesús blanco "ario" y un Jesús negro africano.[8]: 43–50 

En su libro Racializing Jesus (en español: Racializando a Jesús), Shawn Kelley dice que la asignación de una raza específica a Jesús ha sido un fenómeno cultural que ha estado emanando de los niveles más altos de los círculos intelectuales dentro de las sociedades, y establece varios paralelismos entre los diferentes enfoques dados dentro de diferentes entornos[51]​ Cain Hope Felder ha argumentado que pasajes del Nuevo Testamento como Gálatas 3:28 expresan un universalismo que va más allá del concepto de la raza, la etnia o incluso la misma religión.[52]

Jesús con Nicodemo, de Tanner, 1899.

Para el siglo XIX, las teorías de que Jesús era miembro de la llamada "raza aria" y, en particular, las teorías de que su apariencia era nórdica, fueron desarrolladas y más tarde apelaron a los defensores del nuevo antisemitismo racial, que no querían ver características judías en Jesús. Houston Stewart Chamberlain postuló que Jesús era de extracción amorreo-germánica.[53]​ Aunque los amorreos eran, en realidad, un pueblo semítico.[54][55][56]Madison Grant le adjudicó a Jesús la raza nórdica.[8]: 48–51 [57][58]​ Esta teoría encontró su forma más extrema en la teología nazi del cristianismo positivo. Los eruditos que apoyaban el punto de vista ario radical también argumentaron que ser judío por religión se distinguía claramente de ser judío por raza o etnia.[59]​ Estas teorías generalmente usan de argumento la racionalización de que Jesús era ario porque la región de Galilea supuestamente estaba habitada por poblaciones no judías que hablaban un idioma indoeuropeo desconocido, pero esta teoría nunca ganó aceptación académica: Galilea estaba habitada por una minoría significativamente no judía, pero sus miembros hablaban una variedad de idiomas semíticos locales.[8]: 48–51 [60]

En su libro Anacalypsis (1836), Godfrey Higgins, un historiador y anticuario inglés, sugirió que Jesús era un indo-ario de piel oscura y morena del norte de la India. En 1906, un escritor alemán llamado Theodor Plange escribió un libro titulado Christ-an Indian? en el que argumentó que Jesús era indio y que la salvación cristiana se originó en la India.[61]

Para el siglo XX también se habían propuesto teorías de que Jesús era negro, pero no afirmaban que pertenecía a una etnia africana en específico, basándose en el argumento de que como grupo, ya sea en su totalidad o en parte, los antiguos israelitas fueron en su origen una población negra.[8]: 43–50 [62]Martin Luther King Jr. fue un impulsor del movimiento "Cristo Negro" e hizo un paralelismo de la lucha de Jesús contra las autoridades de su época con la lucha de los afroamericanos en Estados Unidos, mientras cuestionaba por qué los líderes blancos de la iglesia no expresaron su preocupación por la igualdad racial.[62]​ Para algunos, esto se debió a la identificación de Jesús con los negros y no al color de su piel,[62]​ mientras que otros, como el nacionalista negro Albert Cleage, argumentaron que Jesús era étnicamente negro.[63]

Un estudio que se documentó en la serie de la BBC de 2001 Son of God (Hijo de Dios) intentó determinar cuál pudo haber sido la raza y la apariencia de Jesús.[64]​ Asumiendo que Jesús era un semita galileo, el estudio concluyó, junto con Mark Goodacre, que su piel habría sido "de color oliva".[65]​ Estos resultados fueron criticados por algunos medios de comunicación por ser "desdeñosos" y "tontos".[66][67]

En los estudios académicos, más allá de la aceptación general de que "Jesús era judío",[68]​ no hay representaciones contemporáneas de Jesús que puedan usarse para determinar su apariencia.[69]

Reconstrucción de la BBC

[editar]

En 2001 se hizo un nuevo intento por descubrir cuál era la verdadera apariencia y rostro de Jesús, y quedó documentado en la serie documental Son of God. El estudio, patrocinado por la BBC, France 3 y Discovery Channel,[70]​ hizo uso de uno de los tres cráneos judíos datados del siglo I de un departamento de ciencia forense en Israel. Richard Neave, un artista y médico jubilado de la Unidad de Arte en Medicina de la Universidad de Mánchester, construyó una cara por medio de la antropología forense.[71]​ El rostro que construyó Neave sugirió que Jesús habría tenido un rostro ancho y una nariz prominente, cosa que difería notablemente de las representaciones tradicionales de Jesús en el arte renacentista.[65]

Mark Goodacre, profesor titular del Departamento de Teología y Religión de la Universidad de Birmingham, proporcionó información adicional sobre el color de la piel y el cabello de Jesús.[65]​ Usando imágenes del siglo III de descubierta en una sinagoga: Las primeras imágenes del pueblo judío.[72]​ Goodacre propuso que el color de la piel de Jesús habría sido más oscuro y moreno que su imagen occidental tradicional. También sugirió que habría tenido el pelo rizado y corto, así como una barba igualmente corta y recortada.[73]​ La Primera Epístola a los Corintios, donde el Apóstol Pablo dice que es "vergonzoso" que un hombre tenga el pelo largo,[74]​ fue citado para respaldar el hecho anterior, el argumento se basa en que, supuestamente, Pablo conocía a muchos de los discípulos y miembros de la familia de Jesús, por lo tanto es poco probable que hubiera escrito tal cosa si Jesús hubiera tenido el pelo largo.[73]

Aunque no era tal cual la reconstrucción del rostro del propio Jesús,[71]​ el resultado del estudio determinó que la piel de Jesús habría sido más de color oliva que blanca o negra,[65]​ y también determinó que lo más probable es que se viera como un típico semita galileo de su época. Entre los argumentos que se dieron en el estudio estaba el hecho de que la Biblia dice que el discípulo traidor de Jesús, Judas Iscariote, necesitaba delatarlo para que supieran a quien arrestar. El argumento implícito es que si la apariencia física de Jesús hubiera diferido notablemente de la de sus discípulos, habría sido identificado de inmediato.[73]​ James H. Charlesworth dice que el rostro de Jesús era "probablemente de color marrón oscuro y bronceado por el sol", y su estatura "pudo haber estado entre cinco pies y cinco (un metro con sesenta y siete centímetros) y cinco pies y siete (un metro con setenta y tres centímetros)".[75]

What Did Jesus Look Like?

[editar]

En 2018, la historiadora Joan E. Taylor publicó su libro What Did Jesus Look Like? ('¿Cómo se veía Jesús?') que repasaba representaciones de Jesús a través de la historia, desde el Jesús europeo visto en arte occidental hasta Jesús en sí mismo. Al trabajar con Yossi Nagar, un antropólogo israelí quien pudo probar que las características fisionómicas presentes en los huesos de los judíos que se remontan a la época de Jesús tenían marcadas similitudes con los huesos de judíos iraquíes contemporáneos, Taylor concluyó que Jesús poseía una piel color miel/oliva, ojos marrones y cabello negro. En cuanto a la descripción miel/oliva, Taylor menciona que su piel era "un tono más oscuro, consistente con el tono de piel de las personas del Medio Oriente". (pág. 163). Taylor piensa que la reconstrucción de la BBC es "bastante especulativa" porque la reconstrucción de los cartílago (nariz, etc.) es más una conjetura basada en la suposición.

Aquiropoeta y visiones registradas

[editar]

Durante la Edad Media, comenzaron a aparecer una serie de imágenes legendarias de Jesús, a veces, probablemente fueron construidas para validar los estilos de las representaciones de Jesús que se informaron durante ese período, por ejemplo, la imagen de Edesa.[19]​ La Santa Faz iba acompañada de una narración sobre la Pasión de Jesús.[19]

Varios santos y místicos han relatado una variedad de descripciones sobre Jesús, afirmando que lo han visto en visiones. Tales visiones se reportan más comúnmente entre los católicos que entre los miembros de otras denominaciones cristianas.[76]

En el siglo XX, se reportaron otra serie de imágenes milagrosas de Jesús que comenzaron a recibir una cantidad significativa de atención. Por ejemplo, la fotografía que hizo Secondo Pia del Sudario de Turín, uno de los artefactos más controvertidos de la historia. Durante su exposición de mayo de 2010, el Santo Sudario y su fotografía, que es considerada por algunos autores como el rostro de Jesús, fueron visitadas por más de dos millones de personas.[77][78][79]

Otra representación conocida de Jesús originada del siglo XX es la imagen de la Divina Misericordia, se basa en la visión informada de María Faustina Kowalska, una santa católica que la describió en su diario y que luego fue pintada por artistas.[80]​ La representación ahora se usa ampliamente entre los católicos y es apoyada por más de cien millones de seguidores alrededor del mundo.[80][81]

Representaciones artísticas

[editar]
El icono de Cristo Pantocrátor más antiguo que se conserva hasta la fecha, siglo VI, Monasterio de Santa Catalina, Egipto.[82][83]

A pesar de la falta de referencias bíblicas o registros históricos, durante dos milenios se ha dado una amplia gama de representaciones de Jesús, a menudo influenciadas por entornos culturales, circunstancias políticas y contextos teológicos.[6][7][84]​ Como en otras formas de arte cristiano, las primeras representaciones datan de finales del siglo II y principios del siglo III, y se encuentran principalmente en Roma.[85]​ En estas primeras representaciones, Jesús es, en términos generales, retratado como una figura juvenil que no tiene barba pero sí cabello rizado, a veces se lo muestra con rasgos que son diferentes de los rasgos de los otros hombres que aparecen en a su lado en las distintas escenas (es decir, sus discípulos o los romanos).[19]

Las representaciones cristianas de Jesús que se elaboraron durante los siglos III y IV generalmente se centraron en escenas del Nuevo Testamento de curaciones y otros milagros.[85]​ Tras la conversión de Constantino en el siglo IV, el arte cristiano encontró muchos donantes adinerados y comenzó a prosperar.[85]​ Durante este período, Jesús comenzó a tener rasgos más maduros, y también se le mostró con barba.[19]​ Un nuevo desarrollo que ocurrió en este momento fue la representación de Jesús sin algún contexto narrativo; simplemente era representado como una figura solitaria.[19]

Para el siglo V, comenzaron a aparecer representaciones de la Pasión, lo que podría implicar un cambio en el enfoque teológico de la Iglesia primitiva.[85]​ Los evangelios de Rábula del siglo VI incluyen algunas de las primeras imágenes referentes a la crucifixión y la resurrección.[85]​ En el siglo VI, la representación de Jesús con barba ya se había estandarizado para este punto, tanto en Oriente como en Occidente.[19]​ Estas representaciones que mostraban a un Jesús de cabello castaño rojizo con raya en el medio y ojos almendrados se mantuvieron constantes durante varios siglos.[19]​ En ese momento, se desarrollaron varias leyendas para validar los estilos de las representaciones, como el lienzo de Edesa y más tarde la Santa Faz.[19]

La iconoclasia bizantina fue un gran obstáculo para el desarrollo en Oriente, pero en el siglo IX se permitió nuevamente el arte.[6]​ La Transfiguración de Jesús fue un tema a tratar importante en Oriente y todos los monjes ortodoxos orientales que adoptaron la iconografía se les requería producir el ícono de la Transfiguración para poder comenzar su oficio .[86]​ Mientras que las representaciones occidentales apuntan a la buena proporción, la abolición de la perspectiva así como de las alteraciones en el tamaño y la proporción de una imagen, los íconos orientales aspiraban a ir más allá de las construcciones terrenales del hombre.[87]​ El siglo XIII fue testigo de un punto de inflexión en la representación de la poderosa imagen del Kýrios de Jesús como un hacedor de maravillas en Occidente, cuando los franciscanos comenzaron a enfatizar más en la humildad de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte, a través de la escena de la natividad y la crucifixión.[88][89][90]​ Los franciscanos se acercaron a ambos extremos de este espectro de emociones, viendo como las alegrías de la natividad se sumaban a la agonía de la crucifixión. Esto introdujo un abanico de nuevas emociones, con un amplio impacto cultural en la imagen de Jesús durante los siglos posteriores.[88][90][91][92]

El Renacimiento trajo consigo una serie de maestros artísticos que se centraron en las representaciones de Jesús, y posterior a Giotto, Fra Angelico, entre otros, desarrollaron sistemáticamente imágenes encargadas que se centraron en retratar a Jesús con una belleza humana idealizada.[6]La Última C de Leonardo da Vinci, que es considerada la primera obra de arte del Alto Renacimiento debido a su alto nivel de armonía, se hizo famoso por representar a Jesús rodeado de las diversas emociones individuales de cada apóstol ante el anuncio de la traición.[93][94]

Ha habido muchas objeciones y desacuerdos debido a las representaciones de Jesús. En 1850, John Everett Millais fue atacado por pintar a Cristo en la Casa de Sus Padres porque era "doloroso" ver al "joven mesías" representado como "un niño judío pelirrojo".[95]​ La primera representación cinematográfica de Jesús fue en la película de 1897 La Passion du Christ producida en París, que era un cortometraje de cinco minutos.[96][97]​ A partir de entonces, las representaciones cinematográficas han seguido mostrando a Jesús con barba según la representación occidental estandarizada que se asemeja a las pinturas del Renacimiento.[98]

Las representaciones artísticas y cinematográficas más recientes también han hecho un esfuerzo por caracterizar a Jesús como un antiguo residente del Medio Oriente. En la película de 2004 La pasión de Cristo, Jesús fue interpretado por Jim Caviezel, quien usó una prótesis nasal durante la filmación y sus ojos azules fueron retocados digitalmente para que se vean marrones, dándole una apariencia más similar a la de un residente del Medio Oriente. Según el diseñador Miles Teves, quien creó la prótesis: "Mel [Gibson] quería que el actor que interpretaba a Jesús, James Caviezel, se asemejara más étnicamente al Medio Oriente, y se decidió que podíamos lograrlo cambiando la forma de su nariz".[99][100]

Véase también

[editar]

Referencias

[editar]
  1. The Life of Jesus, Critically Examined by David Friedrich Strauss 2010 ISBN 1-61640-309-8 pages 114–116
  2. a b Racializing Jesus: Race, Ideology and the Formation of Modern Biblical Scholarship by Shawn Kelley 2002 ISBN 0-415-28373-6 pages 70–73
  3. a b The Oxford companion to the Bible 1993 ISBN 0-19-504645-5 page 41
  4. a b Making Sense of the New Testament by Craig L. Blomberg 2004 ISBN 0-8010-2747-0 pages 3–4
  5. a b Pontius Pilate: portraits of a Roman governor by Warren Carter 2003 ISBN 0-8146-5113-5 pages 6–9
  6. a b c d Jesus: the complete guide by Leslie Houlden 2006 082648011X pages 63–100
  7. a b c d The likeness of the king: a prehistory of portraiture in late medieval France by Stephen Perkinson 2009 ISBN 0-226-65879-1 page 30
  8. a b c d e f g h Colin Kidd (2006). The Forging of Races: Race and Scripture in the Protestant Atlantic World, 1600–2000. Cambridge, UK: Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-79324-7. 
  9. Arvidsson, Stefan (June 1999). «Aryan Mythology As Science and Ideology». Journal of the American Academy of Religion (Oxford University Press) 67 (2): 327-354. doi:10.1093/jaarel/67.2.327. 
  10. a b c Taylor, Joan E. (8 de febrero de 2018). What did Jesus look like?. ISBN 978-0-567-67151-6. OCLC 1012838369. 
  11. Taylor, Joan. «What did Jesus really look like, as a Jew in 1st-century Judaea?». The Irish Times. Archivado desde el original el 2 de mayo de 2019. 
  12. Taylor, Joan (24 de diciembre de 2015). «What did Jesus really look like?». BBC News. Archivado desde el original el 3 de noviembre de 2018. Consultado el 3 de noviembre de 2018. 
  13. Gibson, David (21 de febrero de 2004). «What Did Jesus Really Look Like?». The New York Times. Archivado desde el original el 21 de noviembre de 2018. Consultado el 3 de noviembre de 2018. 
  14. «In a forensic pilgrimage, a scholar asks, 'What did Jesus look like?'». The Times of Israel. Archivado desde el original el 3 de noviembre de 2018. Consultado el 3 de noviembre de 2018. 
  15. The Cross of Christ by John R. W. Stott, Alister McGrath 2006 ISBN 0-8308-3320-X page 145
  16. Christianity, art, and transformation by John W. De Gruchy 2001 ISBN 0-521-77205-2 page 122
  17. Brother Jesus: the Nazarene through Jewish eyes by Schalom Ben-Chorin 2001 ISBN 0-8203-2256-3 page 111
  18. Understanding early Christian art by Robin Margaret Jensen 2000 ISBN 0-415-20454-2 page 127
  19. a b c d e f g h i Robin M. Jensen "Jesus in Christian art", Chapter 29 of The Blackwell Companion to Jesus edited by Delbert Burkett 2010 ISBN 1-4051-9362-X page 477–502
  20. The Cambridge companion to the Gospels by Stephen C. Barton ISBN pages 132–133
  21. The Content and the Setting of the Gospel Tradition by Mark Harding, Alanna Nobbs 2010 ISBN 978-0-8028-3318-1 pages 281–282
  22. «Revelation 1:14-16 KJV - the hair on his head was white like - Bible Gateway». Archivado desde el original el 25 de abril de 2019. Consultado el 25 de abril de 2019. 
  23. Revelation by William C. Pender 1998 ISBN 0-664-22858-5 pages 14–16
  24. Revelation 1–11 by John MacArthur, Jr. ISBN pages 37–39
  25. Robert E. Van Voorst, Jesus Outside the New Testament: An Introduction to the Ancient Evidence, Eerdmans Publishing, 2000, p.66.
  26. Dobschütz, Ernst von, Christusbilder: Untersuchungen zur christlichen Legende, Leipzig, 1899.
  27. The Catholic Encyclopedia, http://www.newadvent.org/fathers/0315.htm Archivado el 3 de marzo de 2016 en Wayback Machine., Tertullian, On the Flesh of Christ, 9.
  28. Eisler, Robert. The Messiah Jesus and John the Baptist. London: Methuen & Co. Ltd., 1931.
  29. Eisler, Robert. The Messiah Jesus and John the Baptist. London: Methuen & Co. Ltd., 1931.
  30. Barnstone, Willis. "The Acts of John – Christ's Earthly Appearance", in The Other Bible. New York, NY: HarperCollins Publishers, 1984, p. 417.
  31. Luke 4:23
  32. Astell, Anne W. (2006). Eating Beauty: The Eucharist and the Spiritual Arts of the Middle Ages. Cornell University Press. pp. 81. 
  33. St. Augustin the Writings Against the Manicheans and Against the Donatists by St Augustine, Philip Schaff 2005 ISBN 0-7661-8394-7 page 29
  34. Summa Theologica, Volume 4 (Part III, First Section) by St Thomas Aquinas 2007 ISBN 1-60206-560-8 pp. 2060–2062
  35. Thomas Aquinas: theologian of the Christian life by Nicholas M. Healy 2003 ISBN 0-7546-1472-7 pages 98−101
  36. The revelation of Elchasai by Gerard P. Luttikhuizen 1985 ISBN 3-16-144935-5 page 121
  37. Jesus by Hartmut Miethe, Hilde Heyduck-Huth, ISBN 3-930180-21-9 Taylor & Francis page 168
  38. Emmerich, Anne Catherine (1914). «vol. 3». En Brentano, Clement; Schmöger, Carl E., eds. The Life of Jesus Christ and Biblical Revelations. Rockford, IL: Tan. p. 492. Consultado el 24 de octubre de 2022. 
  39. Emmerich, Anne Catherine (1914). «vol. 1». En Brentano, Clement; Schmöger, Carl E., eds. The Life of Jesus Christ and Biblical Revelations. Rockford, IL: Tan. p. 325. Consultado el 24 de octubre de 2022. 
  40. Tatum, W (2009). Jesus: A Brief History. p. 221. 
  41. Neal Robinson, Christ in Islam and Christianity, SUNY Press, 1990, p.94.
  42. F. E. Peters, Reader on Classical Islam, Princeton University Press, 1993, p.189.
  43. Bukhari, Kitab al-Fitn, ch. 27.
  44. Bukhari, Kitabul Ahadlth al-Anbiya, Hadith 3185.
  45. Bukhari, Kitabul Bad' al-Khalq, Hadlth 3000.
  46. Bukhari, Kitabul Ahadlth al-Anbiya, Hadith 3185.
  47. Ana Echevarría, "Eschatology Or Biography? Alfonso X, Muhammad's Ladder And A Jewish Go-Between", in Cynthia Robinson & Leyla Rouhi (eds), Under the Influence: Questioning the Comparative in Medieval Castile, Brill, Boston, 2005, p.140.
  48. Blum, Edward J.; Harvey, Paul (2012). The Color of Christ: The Son of God & the Saga of Race in America (en inglés). Univ of North Carolina Press. p. 85. ISBN 978-0-8078-3572-2. 
  49. Matthew 1:6–17 {{{2}}}
  50. Luke 3:23–38 {{{2}}}
  51. Racializing Jesus: Race, Ideology and the Formation of Modern Biblical Scholarship by Shawn Kelley 2002 ISBN 0-415-28373-6 pages ii-xi
  52. Stony the Road We Trod by Cain Hope Felder 1991 ISBN 0-8006-2501-3 page 139
  53. [1] Archivado el 6 de junio de 2009 en Wayback Machine. Hans Jonas, New York Review of Books, 1981
  54. Who Were the Amorites?, by Alfred Haldar, 1971, Brill Archive
  55. Semitic Studies, Volume 1 (enlace roto disponible en este archivo)., by Alan Kaye, Otto Harrassowitz Verlag, 1991, p.867
  56. The Semitic Languages (enlace roto disponible en este archivo)., by Stefan Weninger, Walter de Gruyter, 23 December 2011, p.361
  57. The Aryan Jesus: Christian theologians and the Bible in Nazi Germany by Susannah Heschel 2008 ISBN 0-691-12531-7 page 32
  58. Louis P. Masur The challenge of American history 1999, p. 319
  59. The Symbolic Jesus: Historical Scholarship, Judaism and the Construction of Contemporary Identity by William Edward Arnal 2005 ISBN 1-84553-007-1 pages 46–47
  60. Jesus and the origins of Christianity by Maurice Goguel, New York, Harper, 1960 page 255
  61. Jan A. B. Jongeneel Jesus Christ in world history 2009, pp.202–203
  62. a b c "The Black Christ" Chapter 25 of The Blackwell Companion to Jesus edited by Delbert Burkett 2010 ISBN 1-4051-9362-X pages 410–420
  63. Christology from the margins by Thomas Bohache 2009 ISBN 0-334-04058-2 page 69
  64. «Why do we think Christ was white?». BBC News. London. 27 de marzo de 2011. Archivado desde el original el 3 de diciembre de 2011. Consultado el 13 de octubre de 2011. 
  65. a b c d Wilson, Giles (27 de octubre de 2004). «So what color was Jesus?». BBC News (London). Archivado desde el original el 23 de septiembre de 2011. Consultado el 20 de noviembre de 2011. 
  66. Preston, John (8 de abril de 2001). «The Dumbed Down Shall Be Raised Up». The Sunday Telegraph (London: Telegraph Media). ISSN 9976-1874. OCLC 436617201. Archivado desde el original el 25 de enero de 2013. Consultado el 15 de octubre de 2011. 
  67. Bennett, Catherine (29 de marzo de 2001). «It's the greatest story ever told. Pity no one had a camera». The Guardian (London). ISSN 0261-3077. OCLC 476290235. Archivado desde el original el 5 de noviembre de 2013. Consultado el 3 de noviembre de 2011. 
  68. Amy-Jill Levine in The Historical Jesus in Context edited by Amy-Jill Levine et al. Princeton Univ Press ISBN 978-0-691-00992-6 page 10
  69. «This is what Jesus Christ's "selfie" would look like». 17 de febrero de 2014. Archivado desde el original el 18 de junio de 2016. Consultado el 22 de junio de 2016. 
  70. Wells, Matt (27 de marzo de 2001). «Is this the real face of Jesus Christ?». The Guardian (London: Guardian). ISSN 0261-3077. OCLC 60623878. Archivado desde el original el 8 de enero de 2014. Consultado el 12 de mayo de 2011. 
  71. a b Legon, Jeordan (25 de diciembre de 2002). «From science and computers, a new face of Jesus». CNN. Archivado desde el original el 4 de marzo de 2012. Consultado el 12 de mayo de 2011. 
  72. «Experts Reconstruct Face Of Jesus». London: CBS. 27 de marzo de 2001. Archivado desde el original el 13 de noviembre de 2010. Consultado el 12 de mayo de 2011. 
  73. The King James Bible. Consultado el 23 de diciembre de 2022. 
  74. Charlesworth, James H. (2008). The Historical Jesus: An Essential Guide. Abingdon Press. p. 72. ISBN 978-0-687-02167-3. 
  75. Michael Freze, 1993, Voices, Visions, and Apparitions, OSV Publishing ISBN 0-87973-454-X page 91
  76. Arthur Barnes, 2003 Holy Shroud of Turin Kessinger Press ISBN 0-7661-3425-3 pages 2–9
  77. William Meacham, The Authentication of the Turin Shroud:An Issue in Archaeological Epistemology, Current Anthropology, Volume 24, No 3, June 1983
  78. «Zenit, May 5, 2010». Archivado desde el original el 27 de septiembre de 2012. 
  79. a b Catherine M. Odell, 1998, Faustina: Apostle of Divine Mercy OSV Press ISBN 978-0-87973-923-2 page 165
  80. Am With You Always by Benedict Groeschel 2010 ISBN 978-1-58617-257-2 page 548
  81. God's human face: the Christ-icon by Christoph Schoenborn 1994 ISBN 0-89870-514-2 page 154
  82. Sinai and the Monastery of St. Catherine by John Galey 1986 ISBN 977-424-118-5 page 92
  83. Teaching Christianity: a world religions approach by Clive Erricker 1987 ISBN 0-7188-2634-5 page 44
  84. a b c d e The New Westminster Dictionary of Church History by Robert Benedetto 2006 ISBN 0-8264-8011-X pages 51–53
  85. The image of God the Father in Orthodox theology and iconography by Steven Bigham 1995 ISBN 1-879038-15-3 pages 226–227
  86. Archimandrite Vasileios of Stavronikita, "Icons as Liturgical Analogies" in Hymn of entry: liturgy and life in the Orthodox church 1997 ISBN 978-0-88141-026-6 pages 81–90
  87. a b The image of St Francis by Rosalind B. Brooke 2006 ISBN 0-521-78291-0 pages 183–184
  88. The tradition of Catholic prayer by Christian Raab, Harry Hagan, St. Meinrad Archabbey 2007 ISBN 0-8146-3184-3 pages 86-87
  89. a b The vitality of the Christian tradition by George Finger Thomas 1944 ISBN 0-8369-2378-2 page 110–112
  90. La vida sacra: contemporary Hispanic sacramental theology by James L. Empereur, Eduardo Fernández 2006 ISBN 0-7425-5157-1 pages 3–5
  91. Philippines by Lily Rose R. Tope, Detch P. Nonan-Mercado 2005 ISBN 0-7614-1475-4 page 109
  92. Experiencing Art Around Us by Thomas Buser 2005 ISBN 978-0-534-64114-6 pages 382–383
  93. Leonardo da Vinci, the Last Supper: a Cosmic Drama and an Act of Redemption by Michael Ladwein 2006 pages 27 and 60
  94. Godwin, George, ed. (1 de junio de 1850). «The Royal Academy Exhibition». The Builder (London: Publishing Office) 8 (382): 255-256. Archivado desde el original el 23 de septiembre de 2015. Consultado el 18 de junio de 2011. 
  95. The Challenge of the Silver Screen (Studies in Religion and the Arts) ISBN By Freek L. Bakker 2009 ISBN 90-04-16861-3 page 1
  96. Encyclopedia of early cinema by Richard Abel2005 ISBN 0-415-23440-9 page 518
  97. The Blackwell Companion to Jesus edited by Delbert Burkett 2010 ISBN 1-4051-9362-X page 526
  98. Rickitt, Richard (2006). Designing Movie Creatures and Characters: Behind the Scenes With the Movie Masters (illustrated edición). Hove: RotoVision. ISBN 978-2-940361-39-7. OCLC 475780266. Consultado el 18 de junio de 2011. 
  99. «James Caviziel was given a prosthetic nose and a raised hairline.». Archivado desde el original el 12 de abril de 2007. Consultado el 23 de diciembre de 2022. 

Bibliografía

[editar]

Enlaces externos

[editar]